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Los datos de Trabajo muestran que despedir a un indefinido sale mucho más barato tras la reforma laboral

La reforma laboral tuvo efectos palpables en los despidos desde su entrada en vigor, con un sustancial incremento de las bajas de afiliación por esta causa. Pero la incógnita pendiente es cómo afectó esto a las indemnizaciones, una de las cuestiones que el Gobierno quiere revisar en la Legislatura recién iniciada. Ahora, unos datos publicados por el Ministerio de Trabajo revelan que en el primer año en vigor de la norma se produjo un fuerte descenso en la cuantía media que afecta especialmente a los indefinidos, oscilando entre el 32% de los ordinarios a jornada completa y el 65% de los fijos discontinuos.

La Estadística de despidos y su coste del año 2022 revela un incremento del 18% de los ceses hasta los 528.413, que afectaron a 520.789 personas, un 17,3% más que hace un año. Esta discrepancia responde a que un mismo trabajador puede ser despedido más de una vez, si bien esta situación solo afecta al 1,46% de los cesados. En 2021 este porcentaje era del 1,35%.

En el caso de los indefinidos el número de despidos se eleva un 34%, con 391.076 ceses (aunque el incremento porcentual oscila entre el 23,3% de los indefinidos a tiempo completo y el 246% de los fijos discontinuos). Los temporales, por su parte, se redujeron un 19,9%. Trabajo no ofrece datos del número de trabajadores despedidos por tipo de contrato, con lo cual no es posible determinar si la tasa de personas despedidas más de una vez ha aumentado más para los indefinidos.

Trabajo extrae sus cifras de los registros de causas de bajas de afiliación de la Seguridad Social, si bien no coinciden con los de las series que este organismo hace públicas. Según dichos datos, en 2021 las bajas de afiliación al Régimen General por una causa considerada como despido registrado aumentaron de 541.189 a 811.264, un 49,9% más. Entre los indefinidos, el repunte se eleva al 69,9%, pasando de las 408.962 a las 692.356 bajas.

Al margen de estas discrepancias, que se pueden explicar por un tratamiento diferente de los datos, los de Trabajo aportan información relevante sobre el coste de esos despidos. La indemnización media bajó de los 11.416,7 euros de 2021 a los 8.251,4 euros, un 27,7% más. Este descenso se concentra en los indefinidos. La de los ordinarios a jornada completa, que son los más ‘caros,’ bajó de 18.112,4 a 12.318,8 euros, 5.794 euros de diferencia que suponen un retroceso del 32%.

El despido de los indefinidos a tiempo parcial se abarató en 2.241 euros, pasando de 4.642,7 a 2.401,6, un 48% menos. El caso más llamativo es el de los indefinidos: la compensación se desplomó de 4.493,2 a 1.570 euros, un 65%, pese a que el número de despidos se disparó un 246%.

Por su parte, los temporales a tiempo completo solo cayeron un 6%, hasta los 1.422 euros. Algo que se puede explicar por la desaparición de los contratos más volátiles, los de obra y servicio, que encerraban empleos de muy corta duración y baja indemnización en caso de despido. Esta hipótsis viene avalada porque los contratos considerados más ‘precarios’, los temporales a tiempo parcial, encarecieran su indemnización un 6%.

Todo ello a pesar de que la reforma laboral no modificó los umbrales legales de las indemnizaciones ni para indefinidos ni para temporales: 20 días por año para el despido objetivo y 33 días para el declarado improcedente.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la gran mayoría de los temporales no concluye por un despido, sino por el fin de la duración estipulada para el contrato. La indemnización en ese caso es de 12 días por año, pero no cuenta para la estadística.

¿A qué se debe esta evolución? La explicación lógica es el mayor número de contratos indefinidos. Han pasado a suponer el 71% de los despidos, cuando en 2021 eran el 65% y entre 2015 y 2019 se mantuvieron en una media del 60%. Aunque este repunte se explica sobre todo por los despidos de los fijos discontinuos, ya que los despidos de los contratos indefinidos ordinarios a jornada completa se mantienen en porcentajes similares a los anteriores a la reforma laboral del 53% del total.

Analizando los tipos de despidos, se aprecia un incremento del 27% en los disciplinarios, el 32% en los objetivos por causa de la empresa y el 24% en los objetivos por causas imputables al trabajador. Pero estas subidas se ven compensadas por una caída del 40% en los indefinidos, lo que lleva a la media general del 18% de incremento. Esta evolución, en cualquier caso, no explica el desplome en las indemnizaciones.

La clave está en la duración de los empleos antes del despido, un dato que resulta imposible extraer de las estadísticas públicas de Seguridad Social pero las de Trabajo si recoge, al menos para el 90% de los despidos. Según estas cifras, los producidos en menos de un año se han disparado un 71% y suponen el 46% del total para los que tienen datos, cuando antes eran el 31%. Los de más de un año, se han reducido un 8%.

 

Trabajo no desglosa estos datos por tipo de contrato, aunque es evidente que esto afecta especialmente a los indefinidos, lo cual apunta a una clara diferencia en la supervivencia de los empleos supuestamente más estables, entre los fijos contratados antes y después de la reforma. Este es el factor diferencial que explica la abultada caída de las indemnizaciones en todos los tipos de indefinidos.

El dato rebate buena parte del argumentario del Gobierno sobre la estabilidad del empleo. Aunque Trabajo achacado el aumento de los despidos simplemente al mayor número de contratos fijos, el fuerte descenso de las indemnizaciones y el aumento de los despidos en empleos de escasa antigüedad apunta a un empeoramiento de la calidad de esos empleos.

Que las empresas han trasladado ciertos ‘vicios’ de la vinculados históricamente con los contratos temporales a los extintos contratos por obra y servicio a los indefinidos apunta a una nueva dualidad de la supervencia del empleo, ahora entre indefinidos según su antigüedad.

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