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El paro ‘oculto’ en España se enquista por encima del millón de personas

Los datos del mercado laboral español del segundo trimestre sorprendieron con una fortaleza que, según confirma ahora Eurostat, parece ir más allá de las métricas convencionales sobre el desempleo. La estadística que mide la ‘infrautilización’ de la fuerza de trabajo en nuestro país, bajó por primera vez de los cinco millones de personas y de una tasa del 20%. Pero esta mejoría se concentra en la caída del paro registrado, la del resto de variables está siendo mucho más tibia e irregular.

Es el caso de los desempleados ‘ocultos’, es decir, las personas que no trabajan y quieren hacerlo, pero se consideran inactivos y no cuentan como parados en las estadísticas como la EPA. En el segundo trimestre su cifra ha vuelto a superar el umbral del millón y se mantiene un 8% por encima del mínimo registrado en 2019, pese a que en el mismo periodo el paro contabilizado según la metodología estandarizada ha caído un 13%.     

En el segundo trimestre, nuestro país registró una ‘holgura laboral’ de 4,9 millones de personas y del 19,9%, según Eurostat, que para este cálculo utiliza el concepto de «fuerza laboral extendida». En él que se incluyen, junto a los ocupados y parados en los que la Encuesta de Población Activa (EPA) basa la estimación de la tasa de paro, a personas sin trabajo consideradas inactivas por ella.

A pesar de la mejora, el dato sigue siendo el mayor de la UE. Y la mayor parte, corresponde a los 2.829 parados ‘propiamente dichos’, es decir, contabilizados según la metodología habitual. Supone un 12,1% de la fuerza laboral extendida y es el porcentaje más elevado entre los 27.  

Los infraempleados (ocupados obligados a trabajar a jornada parcial porque no encuentran otra cosa) llegan a 1,1 millones y suponen el 4,4%, el segundo porcentaje más alto de la UE después de Países Bajos.

Por su parte, los parados ‘ocultos’ (es decir, las personas sin empleo que no cuentan como paradosllegan a 1,05 millones, un 1% más que en el trimestre anterior, y suponen el 4,1% del total. Este porcentaje queda por detrás de Italia (8,3%), Suecia y Luxemburgo (5,8%), Finlandia (5,7%) y Estonia (4,2%). De hecho, en Italia y Luxemburgo hay más desempleados ocultos que parados ‘estándar’.    

¿Qué revela la holgura laboral?

La ‘holgura laboral’ es un indicador bien conocido por los economistas, pero que no ha cobrado relevancia en el debate político y mediático sobre la evolución del mercado laboral español hasta hace relativamente poco. Ello a pesar de que se trata de una estadística clave para entender cómo un país aprovecha o desaprovecha su fuerza laboral. Y para ello hay que tener en cuenta a las personas tanto a las personas cuyos trabajos son tan precarios que no se diferencian de estar en paro (infraempleados) y personas sin empleo pero que no cumplen algunos requisitos clave para ser considerados parados. 

En total, estos datos muestran que, aparte de los 2,83 millones de parados convencionales, España está infrautilizando un potencial de otros 2,1 millones de personas, de los que la mitad son desempleados excluidos del paro.    

La OIT, a la que siguen Eurostat y todos los organismos nacionales e internacionales, define ‘parado’ como aquella persona que no tiene trabajo y quiere trabajar: por ello lo busca activamente y está disponible para incorporarse inmediatamente a un puesto. Si no reúne estas dos últimas condiciones, no entra en la definición y se considera inactivo.

Pero durante la pandemia, y los confinamientos, muchos analistas señalaron que las restricciones de movilidad hacían que esta definición fuera demasiado rígida. Por ello, los ojos se volvieron hacia la holgura laboral y, en especial, a ese ‘paro oculto’ que no se desglosa en las estadísticas convencionales de paro.   

Según el mercado laboral fue recuperándose, el problema fue el inverso: las empresas se encontraron con que tenían problemas para contratar. En este sentido, este paro ‘oculto’ (mas que el infraempleo) se convirtió en uno de los principales indicadores para estimar el potencial de inactivos que podían volver al mercado de trabajo a cubrir esas vacantes. Pero en España, el país con la mayor tasa de desempleo y también de holgura laboral, el debate se centró en otra dirección.  

Las acusaciones sobre el ‘maquillaje’ de las estadísticas de desempleo en España por la exclusión de determinados colectivos del paro registrado son un clásico del debate laboral patrio, pero ha cobrado una intensidad excepcional en la pasada Legislatura.

Primero por el papel de los ERTEs  durante la pandemia y segundo por el auge de los fijos discontinuos inactivos tras la reforma laboral. La dificultad para precisar este impacto ha llevado a que diversas voces de expertos planteen ‘métricas alternativas’, aunque esta cuestión se centra más en los datos mensuales que publica el SEPE y no los de la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y que sirven de base para los de Eurostat, incluyendo a los de la ‘holgura laboral’. 

Una verdad incómoda

En cualquier caso, estos son los únicos datos oficiales, contrastados por la metodología de Eurostat y comparables con otros países que permiten zanjar la polémica. Aunque las cifras no gusten a nadie.

El Gobierno puede presentar como un éxito el mínimo histórico de la holgura laboral. Pero no le interesa que se hable de que hay un millón de desempleados ‘adicionales’ que no se cuentan por cuestiones técnicas, aunque equivalen a un 35% de la cifra ‘oficial’. 

Pero a la oposición y a los defensores de la teoría del maquillaje intencionado de los datos, tampoco les interesa mucho airearla. Por un lado, la holgura laboral ha sido mucho mayor con Ejecutivos anteriores. Por otro, los datos no avalan una manipulación de las cifras utilizando la pandemia y la reforma laboral.  

Igual que la EPA y la Encuesta de Fuerza Laboral europea, la holgura considera a los afectados por ERTE como ocupados y no como desempleados, aunque algunos sujetos a reducciones de jornada pueden contar como desempleados. 

Sin embargo, los datos de Eurostat muestran una mejora sostenida del infraempleo a lo largo de los últimos años. De hecho, con 1,1 millones de afectados está en su mínimo desde 2009, aunque sea el segundo dato más alto de la UE.

Por su parte, los fijos discontinuos que no trabajan pueden contar como parados para la EPA o como inactivos en función de su respuesta a la pregunta de si buscan empleo o están disponibles inmediatamente. En este segundo caso sí podrían considerarse parados ‘ocultos’.

Pero el ‘paro oculto’, que alcanzó un récord histórico de 1,9 millones de personas en el primer trimestre de 2020, cuando la pandemia les ‘expulsó’ del mercado laboral. Pero desde, su número ha caído un 48%, un 2,9% en el último año. Una evolución que casa mal con un supuesto ‘maquillaje’ masivo propiciado por los fijos discontinuos.

La cifra sigue un 8% por encima del mínimo de la serie registrado en el tercer trimestre de 2019, pese a que el paro convencional ha caído un 13% desde entonces. Pero analizando su evolución histórica, se ve que esta disparidad no implica un trasvase entre ambos tipos de desempleados. Lo que no significa que su análisis no sea relevante.  

 

Entonces, ¿a qué se debe que este no haya recuperado aún los niveles previos a la pandemia? Aquí sí se puede intuir un efecto colateral de la pandemia.

Los desempleados que no buscan activamente empleo han repuntado un 2,4% en el segundo trimestre, hasta 758.000. Pero han caído un 6,1% en el último año y un 56% desde el máximo de la pandemia y se sitúan apenas un 0,53% por encima del mínimo registrado en 2019     

Por el contrario, los desempleados que buscan empleo, pero no están disponibles se han disparado un 8% en el último año, un 24,7% desde la pandemia y un 51% respecto a su mínimo histórico, también en 2019. Son 249.000 pero su repunte basta para que el paro oculto se ‘enquiste’ en el umbral del millón de personas y sorprende su repunte en un país con cerca de 3 millones de parados. Un fenómeno en el que quizá convenga analizar desde una cierta perspectiva de género. 

El 59% de la holgura laboral en nuestro país corresponde a las mujeres. Un dato que no conviene soslayar en el análisis de la infrautilización de la mano de obra en España, ante el aumento de la fuerza laboral femenina en nuestro país en la última década.

Así, el 54% del paro convencional recae en las trabajadoras, pero el porcentaje se eleva al 63% del desempleo oculto y el 71% del infraempleo, sin que estas estas brechas muestren señales significativas de mejora en los últimos años.

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