El INE detecta 132.100 falsos autónomos en el segundo trimestre, un 23% menos que el año pasado
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha reclasificado en el segundo trimestre de este año como empleados asalariados a 132.100 personas que previamente habían asegurado que eran trabajadores independientes, lo que supone una caída del 23,39% en comparación con el mismo período del año pasado.
El INE hizo esta reclasificación para realizar la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al segundo trimestre de este año, según los datos a los que ha tenido acceso Servimedia, ya que estas 132.100 personas se autoidentificaban en primer lugar como trabajadores independientes pero, posteriormente, aseguraban que, en realidad, su labor la llevaban a cabo para un empleador.
El dato del último trimestre es el mismo que el que el INE registró en el primer trimestre de este año, pero un 23,39% inferior a las 163.000 reclasificaciones que hizo este organismo en el mismo período del pasado ejercicio.
Junto a estas cifras, el INE identificó para la última EPA a 117.300 personas que se declaraban autónomas pero que atendían a un cliente casi en exclusiva, aunque puntualmente podían hacer trabajos para otro. La cifra es algo menor que los 129.400 casos de este tipo encontrados en el primer trimestre de este año pero superior a los 110.200 encontrados hace un año.
Cabe recordar que el Estatuto del Autónomo ampara bajo esta figura a los empleados por cuenta propia aunque los identifica como trabajadores autónomos económicamente dependientes (Trade) y, entre cuyos requisitos, se encuentra que al menos el 75% de los ingresos de la actividad provengan de un mismo cliente.
Más allá de las estadísticas del INE, hace apenas dos semanas, el secretario de Estado de Empleo y Economía Social, Joaquín Pérez Rey, informó de que la Inspección detectó 17.000 casos de falsos autónomos hasta julio , lo que dijo que puede estar afectado a las cifras definitivas de evolución de afiliados al Régimen Especial de Trabajadores por Cuenta Propia (RETA).
Fuente original: El Economista