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Bruselas destapa el gran agujero de las pensiones en España: cómo pagar a un 60% más de pensionistas con el mismo número de ocupados

Hoy, con 21 millones de ocupados (contribuyentes) y algo más de 9 millones de pensionistas, el sistema de pensiones públicas en España (la parte exclusivamente contributiva) ya sufre un déficit real -gasto en pensiones contributivas menos los ingresos por cotizaciones sociales- que supera los 50.000 millones de euros. Imaginen un escenario en el que los pensionistas aumentasen en seis millones (un 60% más) y los ocupados siguieran siendo los mismos que hoy: sería una auténtica pesadilla para la Seguridad Social, ¿verdad? Pues bien, esta pesadilla es el escenario base de la Comisión Europea para España en 2050.

Pagar las pensiones de seis millones de pensionistas más con los prácticamente el mismo nivel de ocupados de la actualidad. Este es el gran reto (y agujero) al que se enfrentará el sistema de pensiones de España, cuya solución no será fácil ni indolora, salvo milagro. El último informe sobre las pensiones publicado por la Comisión Europea, el Ageing Report 2024, ha destapado este creciente desequilibrio (se ha agudizado desde la ‘reforma Escrivá’ del sistema, que pone de manifiesto la necesidad de tomar algún tipo de medida para asegurar la sostenibilidad de las pensiones en el largo plazo.

En un recuadro ‘perdido’ en medio del denso informe de Bruselas, se puede observar la evolución prevista del número de ocupados y de pensionistas en España. En 2022, el sistema sostenía a más de 9 millones de pensionistas con 20,5 millones de ocupados. Es decir, por cada dos ocupados (algo más) había un pensionista que ‘sostener’. Desde 2022 hasta 2050 se puede observar un crecimiento estrepitoso del número de pensionistas, que llega hasta los 15,6 millones en 2050, mientras que el de ocupados se queda 21,3 millones, un nivel muy similar al que presenta hoy el mercado laboral españolEn tres décadas habrá un 60% de pensionistas más que mantener con la misma cantidad de ocupados de hoy, es decir, menos de 1,4 cotizantes por cada jubilado. Esto supone que la tasa de dependencia sube con intensidad hasta alcanzar el 74%, frente al 49% actual.

Salvo milagro de la productividad, los caminos son de sobra conocidos: drástico recorte de la tasa de reemplazo (porcentaje que supone la pensión pública por jubilación respecto al último salario cobrado), subidas de impuestos y cotizaciones o una combinación de ambas. «O consigues una tasa de productividad no vista en España desde hace 40 años o el esfuerzo que vas a necesitar para pagar las pensiones te va a comer todos los recursos públicos», expone a este medio Miguel Ángel García, profesor de la URJC e investigador de Fedea. Un reciente informe de Enrique Devesa publicado por Fundación BBVA explicaba que sería necesario incorporar a 2 millones más de personas al mercado laboral simplemente para ‘contener’ el déficit y evitar un agujero mayor.

La situación financiera del sistema se ha deteriorado en los últimos años de forma notable por el efecto natural del mayor número de pensionistas, pero también por el efecto discrecional de las medidas adoptadas en la última ‘reforma Escrivá’. El Ageing Report señala textualmente que «las medidas adoptadas en 2021 y 2023 (indexación de pensiones al IPC en detrimento del índice de revalorización de las pensiones, retrasar la entrada del factor de sostenibilidad…) han presionado al alza el gasto público en pensiones». Con el extinto Factor de Sostenibilidad, la vinculación de las pensiones con el IPC elevan 3,4 puntos del PIB la factura y el gasto podría superar incluso el 18% para mitad de siglo, el mayor esfuerzo en toda Europa.

España es, con diferencia, el país de la UE donde más ha subido el gasto en pensiones respecto al escenario de 2021. La reforma aumenta el gasto en pensiones en 3,3 puntos porcentuales del PIB en 2050 y en 5 en 2070, en promedio alrededor de 1 punto porcentual más del gasto en pensiones por década. De este modo, las reformas recientes no solo no han solucionado el problema, sino que además han abierto un nuevo frente: ahora se podría poner en duda incluso la sostenibilidad del sistema más allá de 2050. Antes de la ‘reforma Escrivá’ se daba por hecho que el sistema disfrutaría de un notable alivio de 2050 en adelante, pero Bruselas ya pone en tela de juicio ese punto. No obstante, el gran reto sigue siendo el de las próximas décadas: el sistema tiene absorber a la generación del baby boom.

La gran jubilación: el baby boom se retira

El número de pensionistas ha comenzado a dispararse ante la jubilación de la vasta generación del baby boom en España, una generación muy grande en número y que además han disfrutado de unos salarios relativamente elevados en su última etapa laboral, generando un golpe doble para el sistema: hay que pagar a una gran cantidad de pensionistas (primer golpe) que, además, van a recibir una prestación por jubilación muy generosa (segundo golpe).

«El gran agujero de las pensionesproviene de la tasa de reemplazo más alta de toda la Unión Europea«, explica el ex miembro del Pacto de Toledo. En concreto, la ‘generosidad’ de las pensiones españolas cubre el 77% del salario previo a la jubilación, cuando en la eurozona se queda en el 43%. Precisamente la generosidad de las pensiones ha sido el gran debate que ha abierto el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en su despedida ante el Congreso: si España continúa cargando el esfuerzo en la población activa elevando las cotizaciones sociales para mantener uno de los sistemas de pensiones más generosos, estará quebrantando el pacto implícito entre generaciones.

La vasta generación del baby boom en España solo acaba de empezar a jubilarse (aquí puede ver la pirámide poblacional de España, según la ONU), lo que supone un enorme reto para un sistema que verá como medio millón de trabajadores salen del mercado laboral cada año. Tal y como explicaban los economistas de CaixaBank Research en un documento que hacía referencia a la sostenibilidad de las pensiones en España, el sistema está dando inicio a una etapa histórica, que a la vez pondrá a prueba la resistencia del gasto público del país: «España se adentra en un momento histórico: las primeras hornadas de los baby boomers empiezan a jubilarse ya en 2023 y seguirán accediendo a la jubilación a lo largo de los próximos 17 años».

En 2030, prácticamente 4 millones de baby boomers ya disfrutarán de su jubilación, cifra que superará los 11 millones en 2040. Al ser el sistema español de pensiones públicas un sistema de reparto en el que los cotizantes de hoy pagan las pensiones a los jubilados a cambio de recibir una pensión en el futuro en función de su contributividad presente, cabe preguntarse cómo afectará el aumento del peso relativo de la población mayor a la sostenibilidad del sistema. La generación del baby boom es mucho más grande que las siguientes, de modo que sostenerla requerirá esfuerzos adicionales.

«Estructuralmente, esto es lo que hace que las pensiones sean muy altas en comparación con los parámetros europeos. Se suma que tenemos que afrontar la jubilación del baby boom. El Pacto de Toledo ha apostado por mantener esa tasa de reposición actualizando las pensiones con el IPC en un contexto en el que incrementará el número de pensionistas en casi un 60%», confirma Miguel Ángel García. El Banco de España ya realizó una comparativa de las pensiones españolas con algunos países de Europa en la que se podía ver cómo la demografía iba a amenazar el sistema español en los próximos años, más incluso que a algunos países de nuestro entorno porque la generación del baby boom español es más joven que la europea.

La generación del baby boom se jubila y no hay reemplazo posible a corto plazo ni con las optimistas previsiones del propio documento de Bruselas, que pronostican un drástico incremento de la tasa de empleo y de la participación de la fuerza laboral, que alcanzarán el 76,8 y el 82,2% respectivamente, frente al 69,6 y 79,6% de la actualidad. Para que se cumplan estas previsiones de Bruselas, la tasa de paro tendría que caer a niveles históricamente bajos.

No hay solución fácil para las pensiones

Por otro lado, el documento también pronostica una importante llegada de inmigrantes, que serán la única fuerza positiva para el crecimiento demográfico, aunque esta proyección es sensiblemente inferior a la que confía el Ministerio de Seguridad Social: «La única fuente de crecimiento demográfico en la proyección es la migración neta (…) comienza en un nivel alto de más de 677.200 migrantes netos por año en 2022, influenciada por la importante llegada de refugiados ucranianos, aunque cae bruscamente y se estabiliza más tarde en alrededor de 220.000 migrantes netos por año de 2030 a 2050 y alrededor de 190.000 migrantes netos por año entre 2050 y 2070″, reza el informe Ageing Report.

Esta dinámica migratoria, unida a un crecimiento natural negativo, implica que se prevé que la composición de la población española por país de origen cambie significativamente en las próximas décadas, aseguran los autores del informe de la Comisión Europea. La inmigración será otro de los retos a los que se enfrente la economía española, puesto que integrar estos influjos (alrededor de 10 millones de inmigrantes) en la sociedad y el mercado laboral no es tarea fácil.

«Con un tejido de baja productividad, la inmigración no soluciona todo el gran reto que tiene el sistema de pensiones. Entre otras cosas, porque integrar a millones de inmigrantes es bastante complejo. El papel lo aguanta todo, pero después hay que buscar fórmulas. Los inmigrantes deberían tener un nivel de cualificación, como mínimo, que iguale en promedio al de los nacionales. Después hay un elemento adicional, y es que el proceso de envejecimiento ocurre en todo el mundo y la inmigración se reducirá significativamente, excepto en los países de África, así que no será tan fácil conseguir tanta inmigración», advierte Miguel Ángel García.

La inmigración puede ayudar y mucho, pero no es la panacea para el problema de las pensiones: «Mi posición, por supuesto, es que hay que estar abierto a la llegada de inmigrantes. Pero tampoco se puede considerar que esa es la única solución para cuadrar el sistema de pensiones», sentencia el experto de Fedea.

De este modo, el Gobierno actual y los que vengan tienen una ardua tarea: buscar soluciones para cubrir el agujero de las pensiones públicas en España. Las soluciones fáciles para problemas complejos no existen, mientras que los milagros son eso… milagros. Por lo que esperar a un fuerte repunte de la productividad para solucionar el problema parece arriesgado también.

Con todo, reducir la alta tasa de reemplazo, implementar el factor sostenibilidad, mejorar las políticas activas de empleo y las destinadas a integrar a la fuerza laboral extranjera, parecen a día de hoy las medidas más realistas para lograr tapar este agujero. Ni eso garantiza el éxito ante el desequilibrio entre ingresos y gastos que se avecina.

Fuente Original: El Economista

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